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Sabemos que los estudiantes son sexualmente activos -esto es un hecho. Es por eso que debemos asegurarnos de que estén equipados con las herramientas precisas para poder tomar decisiones saludables.

Tuve acceso a una buena educación sexual en la escuela en el onceavo grado, pero pensé que era un poco tarde empezar a introducir recursos necesarios a los jóvenes para luego tomar buenas decisiones sexuales. Así que presioné a la administración de mi escuela para empezar la educación sexual en el noveno grado. Luego de mucho trabajo de defensoría, mi escuela creó un programa de educación para los de noveno grado sobre infecciones de transmisión sexual y VIH.

Pero esto no era suficiente. También pensaba que todos deberían tener acceso a anticonceptivos. Así que recurrí a Planned Parenthood y recogí condones, los cuales distribuía entre mis compañeros de clase. Me empezaron a llamar “la Reina de los Condones”. Yo era la fuente de conocimiento sobre salud sexual para mis pares. Planned Parenthood realmente me apoyó en lo que estaba haciendo. Me dieron los conocimientos y recursos para empoderarme y empoderar a otras personas jóvenes.

Cuando llegué a la universidad, empecé un grupo de Students for Choice, el cual es parte de la red de Planned Parenthood Generation Action. Todavía me sentía comprometida con la distribución de condones, y pensé que sería útil el tener condones disponibles en las máquinas expendedoras de los dormitorios -de esa manera, los estudiantes tendrían acceso a ellos 24/7. La universidad ofrecía sólo una clase de condones, lo cual era un buen comienzo, pero los estudiantes querían más variedad -por ejemplo, algunos querían condones libres de látex, algunos querían condones femeninos, etc. Luego de hablar con la administración y los consejeros de piso, pudimos aumentar la variedad disponible.

Sabemos que los estudiantes son activos sexualmente. Esto es un hecho. Así que necesitamos que estén bien equipados con las herramientas apropiadas para tomar decisiones saludables.

También organicé una jornada sobre el aborto en mi campus universitario. Toda persona que haya pasado por un aborto podía subir y contar su historia. Dimos el espacio para que todos pudiesen estar contenidos y contar sus historias con honestidad y abiertamente. Me aseguré de que el evento fuese abierto a todo público, y aún aquellos que no apoyaban el aborto se sintieran bien recibidos e invitados al espacio.

Y pasó una cosa realmente maravillosa - alguien del grupo contra la salud de la mujer en el campus se me acercó luego y me dijo que estaba contenta que hayamos organizado este evento. Su reacción demuestra que todos deberían tener un acceso seguro al aborto, y que es realmente importante pertenecer a una sociedad donde uno pueda sentirse seguro al contar su historia.